martes, 22 de junio de 2010

Cenotes, Península del Yucatán, Mexico

Cualquier proyecto aeronáutico espacial, hace entrenar a sus integrantes en enormes tanques de agua para simular la ingravidez. A menudo, los buceadores sentimos la sensación de flotar en medio del espacio volando por encima de rocas y cortados que a veces se pierden docenas de metros abajo. Si a esta sensación le unes transparencia en el agua, entonces estas buceando en un cenote.
Los cenotes se formaron durante las épocas de bajada del nivel del mar durante los pulsos glaciares del Pleistoceno. Los cenotes son, en la mayor parte de los casos, ensanchamientos de complejas redes fluviales subterráneas, que en ocasiones se abren paso hasta el mar.
Pues hasta Méjico, Península del Yucatán, nos trasladamos en esta ocasión para disfrutar del buceo y la historia de los Mayas visitando sus lugares sagrados, las playas del Caribe y la picante gastronomía Yucateca, eso si, asesorados por Luis y David, buzos locales del Dos Ojos Scuba Dive Shop, a los que hace unos  meses se unió Andrea, una ilicitana buceadora de la que adopto la siguiente frase: El hombre no puede volar, el buzo si!!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Luis, como puedes comprobar, me has hablado hace un rato de vuestro maravilloso viaje a México, buceo en los cenotes incluido, y de este estupendo blog, y ya me tienes aquí husmeando. La verdad es que te agradezco mucho la indicación porque me ha encantado todo lo que he leído y las imágenes y vídeos que he visto. Enhorabuena a todos los que participáis en estas iniciativas. Un abrazo.
José Antonio Segrelles

CumplePas dijo...

Hola Jose Antonio,
Ya he mandado un mail a nuestro común amigo Luis comunicandole tu visita. Gracias por tu comentario y no dudes en participar con nosotros si te apetece.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Hola Pascual, gracias por la invitación. Doy clases de geografía en la universidad y, por supuesto, recomendaré a los alumnos que se pasen por este estupendo blog en el que pueden (podemos) aprender muchas cosas nuevas. Un abrazo.
José Antonio